ME JUSTIFICO POR FEO

Yo sé que en mí, es decir, en lo que tengo para ofrecer, no hay mucho que pueda rescatar. No soy bueno bailando, tengo el gusto musical de un taxista y con los idiomas soy un completo desastre. Si hablamos de belleza... no sería el indicado para posar en una revista de moda ni invertiría mi ego en un gimnasio; tampoco soy bueno cantando y no sé comportarme moderadamente cuando estoy borracho; pero pese a eso, se han enamorado de mí y en la cama he sido un buen amante. En mi memoria guardo algunos poemas con los que he conquistado y, aunque esté muy lejos de ser un galán, he tenido conmigo a quien he querido; me han escrito cartas de amor y, desafortunadamente, también he roto corazones. He coleccionado declaraciones, propuestas indecentes y pasajes metafóricos con destino a la luna. He tenido a más de tres con intenciones de amor eterno y unas cuantas invitaciones en espera. Perdí la cuenta de bocas besadas y visitas a bares para curar el despecho, pero todo esto me ha enseñado que el físico es una atracción con pocas posibilidades de llegar al corazón, que uno no se enamora de lo que ve, sino de lo que es capaz de sentir con esa otra persona; entonces... parece ser que sólo me justificaba por feo.