HISTORIAS DE TINDER
Conocí Tinder por las miradas picaras de una amiga, que hacía mientras veía entretenidamente su celular. Siempre me causo curiosidad, porque se reía como si estuviera haciendo una maldad. Cuando me explicó de qué se trataba, me pareció la idea algo descabellada al principio: sentirse uno demasiado fracasado en el amor para tener que descargar la aplicación…, pero siempre me he aventurado a cualquier tipo de amor que la descargué. Sin importarme que saliera ileso o lastimado de ella lo hice, porque me conozco y conozco las películas de amor que me hago cuando llega alguien y me escribe palabras bonitas. Recuerdo que mi primer "match" (compatibilice con alguien) fue con una persona del exterior, que hablaba únicamente en ingles. Sostuvimos una conversación de tres días y no me pregunten cómo lo hice, pero creo que el Traductor Google no es tan malo como dicen. De lo poco que le entendía, parecíamos ser el uno para el otro, así estilo novela. Todo iba de maravilla, que comencé a hacerme la idea de cómo iba a explicarle a mi familia y amigos que encontré el amor de mi vida y me iba muy lejos a vivir mi historia. Tal para cual era la película, hasta que me invito a salir y el traductor dejo de tener utilidad. De esa primera historia de Tinder, cada vez que me fracasa un amor y el mundo se me comienza a acabar pienso que ese era el amor de mi vida que deje ir por no saber ingles y se me pasa. Es así como le saco provecho al drama.
Después de eso hice varios match de los cuales no tengo historias para contarles, hasta que me apareció en la aplicación esa persona que había visto unas dos o tres veces en la universidad, que me encantaba y me hacia temblar..., pero no hicimos compatibilidad y digamos que esa fue mi primera "decepción" amorosa en Tinder. Como excusa "tusa" acepte la invitación de alguien, donde fui yo quien escogió el lugar para vernos. Crepes and Waffles fue ese lugar para ser exacto, porque no quería parecer estirado. Me coloque una camisa blanca, que no sé cómo se ensucio, pero cuando me bajé del taxi me di cuenta que lo estaba. Desde ese entonces supe que esa cita a ciegas no iba a marchar bien. La persona al principio resulto siendo agradable y más simpática que en fotos. Tomé mi celular en el momento que considere oportuno y le escribí a un amigo que sabía de la cita con gran emoción que había atinado por primera vez. Con el pasar del tiempo me hablaba como si fuéramos novios, que debía irme a vivir a su casa y a prohibirme algunas cosas. Bueno, realmente no estaban tan mal mis presentimiento y comencé a asustarme. Le faltaba un tornillo o dos..., quizás más de seis. Mi excusa fue ir al baño para escaparme después de haber peleado por pagar la cuenta entre los dos (porque quería invitarme). Desde lo sucedido demoré un mes caminando con miedo de encontrármelo en algún lugar, pero seguía en Tinder aventurándome en el cuento.
Un fin de semana -no recuerdo exactamente cuál- de esos que traen consigo un puente y el ahorro del mes, llegó mi mejor amiga a visitar. Planeamos salir y bebernos Medellín en una botella de vino, hasta que no salieron bien algunas cosas en medio de la noche y se tuvo que ir. Estaba medio ebrio y con ganas de seguir matando al hígado. Me quede solo en el lugar, ocurriéndome la idea de abrir Tinder y comencé a darle corazón verde a quienes me simpatizaban. Coincidí con alguien que estaba muy cerca de donde me encontraba, comenzamos a hablar y a caernos en gracia. De atrevido le hice la invitación de que llegará y acepto. Apenas lo vi, me lo imaginé como el amor de mi vida, pero resulte llevandome una gran sorpresa. Compramos una botella de tequila -¡Vaya combinación Sebastián!- y en medio de la charla, coincidimos en un ex (no hablen de ese tema en la primera cita) que nos hizo mucho daño, porque resultamos siendo el cuerno de cada uno. Me di cuenta de que el mundo era un pañuelo y si uno no es un moco dentro de él, termina siendo una flema. Esa casualidad se convirtió en el tema central de la noche, sorprendidos por lo sucedido. No podíamos desperdiciar la noche sin antes desahogarnos, llorar y beber para ahogar las penas. Criticamos sus actos, su forma de ser y hasta "mal polvo" lo llamamos. Ustedes quizás sabrán mejor que yo, que cuando uno se encuentra herido y busca sacarse la rabia, la solución más efectiva es acabar de esa persona que nos hizo daño. El tiempo se entretuvo con nuestra conversación, que olvidamos lo rápido que se va. Nos mandaron a desocupar la mesa, estando como micos caídos de la borrachera. La nariz sucia de mocos por la llorada y la vergüenza haciéndonos reír por todo. Queríamos seguir y nos quedamos sentados en un parque bebiéndonos lo último que nos quedaba de la botella. Ahí conocimos a unos brasileños por el pretexto de tomarnos una foto y comenzamos hablar con ellos. No me pregunten también cómo lo hicimos para entenderlos, pero nos las ingeniamos. Amé Brasil hasta el mundial 2014. Me di cuenta que era aproximadamente las cinco de la mañana porque el sol comenzaba a aparecer y el frizz del pelo estaba en su máxima expresión. Dije que me iba y todos coincidimos en la idea. Compartí el taxi con el ex de mi ex, el cual me dejo primero a mí. Cuando fui a abrir la puerta no tenía llevas y mi celular esta en 2% de carga. Hacia frio y la única persona me respondió a esa hora fue el ex de mi ex, repitiendo el apodo porque es inevitable no darme risa. Terminé durmiendo en su casa, sin tener idea de su procedencia. Al despertarme no sabía dónde había dejado mi dignidad y el guayabo era mi tortura por perderla. Terminé conociendo a su mamá, a la tía, a la vecina, al abuelo, a su mascota y hasta el portero de día... ¡Qué vergüenza! Pero bueno, fue algo para no olvidar. Desde ahí nos hicimos muy amigos y recordamos ese día a carcajadas.
Pero tranquilos, esa no fue la experiencia más loca. Después de mucho tiempo acepte otra cita a ciegas, siendo más "precavido" esta vez. Busque un sitio con más posibilidades de escaparme fácil si algo mal ocurriese: un centro comercial. Estaba emocionado, porque me agradaba realmente esa persona. Me bañé y me acabe el perfume de la emoción, también me puse la mejor camisa y me peiné como si fuera a salir en un comercial de Head and Shoulder. Ustedes imagínense, porque me llegué a sentir modelo de Hugo Boss. Puse precavido entre comillas porque el plan que había elegido era ir a cine y resultó siendo la peor idea.
Llegue puntual al lugar acordado para encontrarnos, desde lejos veía su llegada. Cuando llegó un saludo cordial de mi parte recibió, en su defecto un abrazo de aproximadamente un milenio me espero. Pensé que era normal, que era la emoción o quizás le gusto mi perfume. Todo iba más que perfecto, sentía que iba a mejorar los genes de mi ¿hijo? con él. Fuimos a comprar las boletas y yo le propuse que fuera por ellas, mientras yo hacía la fila para las palomitas de maíz.., pero no aceptó, sino que me apretó fuerte del brazo y en tono grosero me dijo - Tú vienes conmigo. No sabía que hacer, sólo me inspire a escribir mi testamento, porque me daba por muerto. Para mi mala suerte eligió los asientos que pegaban justo a la pared, en una de las partes más arribas de la sala, estando ésta casi vacía. Era tanto el temor que se me olvido la película que íbamos a ver y en medio de ella acostaba su cabeza en mi hombro (lo salvaba que tenía un agradable olor su cabellera) o sino, no me soltaba el brazo. Fue una eternidad e incómoda la película. No sabía si correr o emocionarme porque iba a salir en la primera plana de un periódico si algo malo ocurría. Al salir de la sala, no veía la hora de despedirme. Despedida que se hizo más complicada que cuando mi mejor amigo le tuvo que contar a los papás que se tatuó. Mientras iba en el taxi veo un mensaje de su parte que decía: "Sé que te divertiste mucho, no tenías que tocarme todo el tiempo. Aunque me agradó sentirme deseado por ti, quiero que vayamos lento y espero volvernos a encontrar." Cosa que por supuesto me causo mucha rabia y en respuesta le dije: "Cuando nos volvamos a encontrar, déjale eso a Carlos Vives."
Así han sido mis historias en Tinder, agradeciéndole por darme motivos para alimentar mi drama. Serán historias que siempre recordaré y me harán reír más de una vez.
"Tinder es una aplicación que busca personas que estén registradas cerca de ti, según tu preferencia. Anónimamente puedes juzgar si te parecen guapos/as o feos/as y si tu voto es positivo y el de la otra persona hacia a ti también, los marcará con un corazón verde y se abrirá un chat para que puedan hablar. "